Tras la resolución favorable a los intereses de los trabajadores de la demanda de la Antigüedad, interpuesta por los Comités de Empresa de Barcelona y Valencia, estos últimos días nos han sorprendido las declaraciones del CEO Apps España, en las que comenta la dificultad de compatibilizar este “café para todos”, como decide denominar a la antigüedad, con las supuestamente más justas “subidas por productividad”.
A estas declaraciones, se le han unido los rumores y amenazas veladas que se han hecho correr, acerca del futuro incierto que esta sentencia podría suponer para nuestra empresa, y cuyo objetivo no sería otro más que crear rechazo contra una resolución que en realidad nos beneficia a tod@s.
La subida por antigüedad, o trienio, consiste en un complemento salarial contemplado en nuestro convenio, objetivo y aplicable a TODOS los trabajadores, y cuya función es la de recompensar la lealtad y el buen desempeño del trabajador con su empresa a lo largo de los años: si la empresa mantiene en nómina a un trabajador, es porque resulta productivo. Pura lógica.
En la práctica, también ha servido de paliativo a la precariedad asociada al convenio que nos ampara, y que año tras año genera una pérdida constante e incremental de nuestro poder adquisitivo
Si a estos hechos añadimos la subjetividad de la que muchas veces pecan las subidas salariales por productividad, nosotros, vuestros representantes, siempre apostaremos por mantener un equilibrio justo y equitativo en el reparto de ambos tipos de subida.
En cualquier caso, agradecemos la firme decisión de la empresa de gestionar activamente la masa salarial:
· Con un estudio riguroso de la contratación, evitando los contratos millonarios.
· La revisión de las subidas salariales y las normas y reglas que las rigen.
· El examen de la capacidad de gestión de los responsables y las causas de los overruns.
· así como el riguroso control de todos los gastos, en especial los superfluos e innecesarios, en beneficio de aquellos otros que inciden positivamente en el bienestar de los trabajadores, y por tanto en su productividad, como son las dietas y el pago de desplazamientos.
Por último, dejar claro que no pedimos café para todos. Pero, frente al champán para unos pocos, aspiramos al mínimo digno para cada trabajador y trabajadora de Capgemini.